La mirada del
otro construye nuestra imagen corporal, como nos vemos tiene que ver con como
nos miraron. Yo soy para otro, mi cuerpo es para otro, mi visión es la visión
que el otro tiene de mí o que creo que el otro tiene de mí. Mi existencia en el
mundo se confirma cuando otro reconoce mi corporalidad, mi presencia. El cuerpo
es apertura al mundo y la corporalidad se presenta como lenguaje que se expresa. El espejo siendo el otro devuelve
la falta en el cuerpo y éste se convierte en un objeto a ser manipulado. “Mi
cabeza parece ser un jinete y mi cuerpo un caballo. Uso la fusta para
dominarlo, controlo que se porte bien o mal”. La disociación
mente-cuerpo genera ansiedad, angustia y aislamiento.