lunes, 15 de agosto de 2011

WI FI and FOOD

WI FI AND FOOD era el gran aviso de un café de aeropuerto. Y estaba LLENO. Reparo en pensar… que más querría yo en este momento. Comer y conectarme. El comer me alivia el hambre, me calma y disipa mi malestar ante la espera ansiosa del avión. La computadora y sus posibilidades ilimitadas de relación e imaginación me sacian mis ganas de socialización. Facebook me mantiene conectada con lo que hicieron, hacen y harán los conocidos, familia, amigos. Conserva mi relación con los otros. El ciberespacio permite satisfacer mi saber de una manera instructiva y sin presión de exámenes o diálogos aburridos con eruditas. La Internet lo sabe todo. Y también, porque no, mientras ingiero navego hacia lugares inhóspitos. Y mientras como me olvido de lo que como, de cuanto como. Mastico y trago de una forma proporcional a la velocidad de conexión: 5 Mbps. 

Ya algunas cadenas de fast-food  ofrecen el servicio de  Wi-Fi en sus restaurantes para supuestamente crear un ambiente tranquilo y brindar algo extra, un plus. El servicio extra apuesta a que la gente se quede mayor tiempo en el restaurante y consuma más. La copla de actividad: comida/digitalización parece funcionar. Hasta algunas políticas sociales la han masificado ofreciéndole Wi-Fi gratuito a toda la población. Pero claro, nada es gratis… hay un precio.

COMER y NAVEGAR
es una experiencia PLENA de los sentidos.  Destrezas de  PluriATENCION, atiendo el teclado con la mano, atiendo el sonido con auriculares o siguiendo el Click del mouse, atiendo lo que leo, y por supuesto atiento la boca. Comer sin mirar, devorar sin sentir, estar sin presenciar. La masticación se acelera, la digestión se dificulta, nos indigestamos, el metabolismo se lentece. Comemos más de lo que registramos. Consumo ilimitado, navegación ilimitada por las redes de la Internet. El automatismo de repetición entre mano- boca, mano-ojos se sincronizan.  Mantienen los sentidos ocupados y posesionan al sujeto en un autismo sin freno, irresistible; consumados al acto de incorporar.

La obesidad es una enfermedad del desborde. Sujetos con escasa actividad física que se someten largas horas enfrente a PANtallas. Internet en casa, cibercafé, Wi-Fi, blackberry. Esta en todas partes, es un bien más de consumo.

El comer como una experiencia social, reúne a la familia, incita la comunicación al opuesto del comer mientras WEBeo como una experiencia solitaria. Resulta una par adoja que en esta época de tanta comunicación lo que se ha masificado es la soledad. Wi-Fi es el "extra" más necesario. Es la búsqueda de amor enmascarada en el objeto de deseo. El otro como objeto: la computadora, la comida. Y de esto se disfruta, en un goce desolado, ermitaño y sin otro. Sin cuestionamientos. Una aniquilación del lazo social corporal.

La experiencia del placer siempre incluye un más allá del principio de placer, se usa algo placentero hasta el extremo, hasta saturarlo y que nos haga mal. Así como alguien se atraca de alimentos puede atracarse de objetos de otro tipo. La adicción a las actividades en línea incluye: la compulsión por las subastas, la navegación web, el juego de azar, el ciber-sexo. Internet parecería imponerse como un espacio virtual donde ALIMENTAR otros trastornos. ¡Llega el avión!….  como hipnotizada me cuesta distanciarme del resplandor del aparato para el encuentro con lo real.
Dra. Valeria Matzkin